Enrique Flores Valeriano, Mi abuelo.

La semana pasada no publiqué una entrada, y probablemente esta entrada no le interese a mucha gente. Han sido días muy difíciles a nivel personal y familiar. Mi abuelo, Enrique Flores Valeriano se ha ido. Es por eso, que necesito hacer esta entrada y contar lo que mi abuelo fue para mi.

Es difícil pensar en una vida sin Él, tengo 35 años y durante toda mi vida Él ha sido un pilar fundamental de mi existencia. Lo ha sido para cada uno de los miembros de mi familia. En particular, Él y yo teníamos una conexión especial a través de los libros.

Un cuaderno nuevo para escribir historias.

El año nuevo representa para mi ese cuaderno en blanco que nos es entregado para comenzar a trazar un nuevo camino, para rectificar aquel camino extraviado o simplemente para continuar nuestra historia ya comenzada.

El 2016 fue un año de muchos retos profesionales que he ido superando con mucho esfuerzo, a costa de ver mermada la dedicación a mi pasión, las letras. Mi propósito este año es retomar este camino ya iniciado, superar todo aquello que me impide dedicarme a lo que me gusta y vivir intensamente un viaje literario que me ayude a soportar los infortunios de esta vida.

¿Quién soy?

«Hay gente que se prepara tanto para escribir, que al final no termina escribiendo nada.» (Enrique Flores Valeriano, mi abuelo)

 

Siempre he sido lectora. Desde que tengo recuerdos, en mis manos nunca ha faltado un libro, si no era gracias a mamá, lo era gracias a mi abuela o mi abuelo. Recuerdo mi infancia entre cuentos de hadas, fábulas de la Fontaine y poesías de Rubén Darío. Nunca hizo falta una historia que me transportara a los lugares menos pensados y me enseñara a volar.